El Juzgado de Control de General Acha condenó a Sergio Alberto Miranda y Walter Gustavo Fontán a la pena de tres años de prisión de efectivo cumplimiento. Resultaron culpables del delito de robo agravado por el uso de un arma de fuego descargada -cuya aptitud para el disparo no se pudo acreditar de ningún modo-, registrado a mediados de abril de este año en la Terminal de Ómnibus de la localidad.

En esa misma sentencia, el Juez de Control Héctor Alberto Freigedo, también los condenó por el robo producido en una vivienda de la ciudad, de donde sustrajeron varios electrodomésticos mientras su propietario no se encontraba.

En relación al robo a mano armada cometido en la Terminal, a Miranda también se le atribuyó la tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil condicional (de guerra). 

En el caso de Sergio Miranda (alias Yo-Yo), el magistrado revocó la libertad condicional que gozaba, y que había sido otorgada por el Tribunal de Ejecución Penal de Santa Rosa pocos días antes de haber cometido los robos en General Acha. Por esa razón Freigedo unificó la pena impuesta por los robos ya mencionados, con la dictada anteriormente en su contra, y le impuso a Miranda la pena única de siete años de prisión de efectivo cumplimiento. 

El juez dictó la sentencia condenatoria después de haber admitido el acuerdo de juicio abreviado arribado entre el Fiscal Juan Bautista Méndez, y los imputados, -ambos asistidos por sus respectivos defensores-, quienes aceptaron la acusación y la calificación legal atribuida por el representante de la Oficina Única del Ministerio Público Fiscal.

El 17 de abril antes de las 22, Sergio Miranda y Walter Fontán, ingresaron a la Terminal de Ómnibus ubicada a la vera de la ruta nacional 152, portando el primero de ellos un arma de fuego (revolver calibre 38), con el que amedrentó a tres personas que esperaban abordar un colectivo. Les sustrajo la suma de mil pesos en total, mientras accionó el gatillo en varias ocasiones, apuntándoles sin que salieran disparos. Simultáneamente, Fontán ingresó violentamente a la oficina de la empresa Chevallier, y le sustrajo a la empleada una suma cercana a los dos mil pesos que tenía en concepto de recaudación. Luego de eso, se dieron a la fuga.

El otro hecho se cometió el entre el 17 y el 18 de abril, cuando Miranda y Fontán ingresaron al domicilio ubicado en calle Campos al 1300 de esta ciudad, y previo ejercer fuerza sobre la ventana trasera de la vivienda, se apoderaron de un equipo de música “Phillips”, un televisor de 21”, y una pava eléctrica de la misma marca.