16/5/2018

"El objetivo primario de una normativa vial es tutelar la vida y la integridad física de los usuarios"

En una entrevista, Pablo Fuentes, comentó sobre sus actividades y tareas dentro del MP. Asimismo compartió consejos sobre qué hacer para evitar siniestros viales, acreditados en sus numerosos estudios e investigaciones en Accidentología y Prevención Vial.

Pablo Fuentes es Licenciado en Accidentología y Prevención Vial, ex Jefe de la División Criminalística de la Policía de La Pampa, Perito Oficial y Docente en el Instituto Superior Policial en la materia Educación Vial. En septiembre de 2017 juró como Prosecretario de la Procuración General de la Provincia de La Pampa. Su función es coordinar el Área de Accidentología Vial en las Agencias de Investigación Científica (AIC) de La Pampa, creadas por la Ley N° 3012.

En 2015 redactó el libro "Ciencia y Conciencia de la Conducción". En éste expone aspectos técnicos del campo del perito accidentológico, pero que son también de interés para el conductor común ya que están relacionados, por ejemplo, con cómo resolver una situación de emergencia, cómo controlar el vehículo ante situaciones diversas situaciones, entre otros.

Su participación en congresos internacionales le permitió hacer contactos, entre ellos con la revista "Carreteras de Madrid", en la cual publica desde hace ya un tiempo notas referidas a la educación vial. También presentó sus trabajos en revistas nacionales, como por ejemplo en "La Segunda". Al respecto, Fuentes refirió: "Aunque mi área fuerte es la investigación, ya hace un tiempo importante que me estoy volcando a la educación vial".

Actualmente, como integrante del Ministerio Público, dicta "Talleres Prácticos de Accidentología Vial", destinados a  operadores judiciales y personal policial. Hasta la fecha se realizaron en Santa Rosa, General Acha y 25 de Mayo, próximamente se llevará a cabo en las otras Sedes. 

Estos talleres tienen como fin exponer a los operadores judiciales las herramientas que tiene el perito accidentológico y que ayudan a determinar la responsabilidad real de los protagonistas de un siniestro. Asimismo, se intenta instruir al personal policial en la preservación del lugar del siniestro, ya que son los primeros en acudir al lugar de los hechos y son los que tienen la función de preservar los rastros y restos en una colisión.

En este sentido agregó: "El objetivo primario de una normativa vial, es tutelar la vida y la integridad física de los usuarios. Pero también hay otros aspectos que se busca con el ordenamiento del tránsito, que es la fluidez, que sea cómodo, ágil para el ahorro de energía, se busca un equilibrio entre la seguridad y fluidez. La idea de este encuentro es que el operador judicial comprenda que siempre van a ser prioritarios los deberes que hacen a la seguridad por aquellos que hacen a la preferencia de paso".

Fuentes parte de la premisa de que la causa del 90% de los siniestros viales es la inobservancia a una señal del lugar o al desconocimiento o no cumplimiento de algo que estaba estipulado en la Ley Vial. "Es muy común, por ejemplo, en una primera visión de un siniestro, averiguar quién tuvo la derecha y quién no. Sin embargo es un concepto, "lo de la derecha", ideado por la ingeniería vial para generar fluidez, para organizar el tránsito, no para la seguridad", agregó. 

Conducir es un acto relativamente sencillo, el problema surge cuando nos enfrentamos a una situación de emergencia o a un escenario anormal. De esta manera, la enseñanza basada en la información extraída de la investigación accidentológica brinda las herramientas para actuar de uno u otra forma.

De esta manera, agregó que un peatón tiene un 5% de probabilidad de perder la vida si es arrollado por un vehículo que circula a 32 km/hs. Si la velocidad aumenta en un 50%, las probabilidades de que pierda la vida aumentan en 8 veces. Eso está relacionado con energía cinética, energía de movimiento, que es la que daña, lesiona o mata, la cual aumenta de manera exponencial con la velocidad. Por este motivo, el exceso de ésta disminuye las posibilidades de evitar un choque en el caso de que algo o alguien se atraviesen en la intersección al momento de nuestro arribo.

Como medida de seguridad se recomienda que todo conductor, al llegar a un cruce de calles, tenga ya colocado el pie en el pedal de frenos, lo cual generaría que esté físicamente preparado para una eventual detención. Llevar el pie del acelerador al freno  demora 4 milésimas de segundo, en esa acción se recorren casi 5 metros, es decir, el 50% del largo total de un cruce de calles. 

Para finalizar y a modo de consejo, añadió: "Cuando se muerde la banquina lo último que hay que hacer es tocar los frenos, lo segundo último volantear. Para recuperar el control direccional se debe mantener el vehículo sobre la banquina, quitar el pie del acelerador y no tocar el freno ni modificar la posición de la palanca de cambios, de esta manera el vehículo reducirá la velocidad por acción del motor y así se podrá recuperar el control del rodado sin dificultad". Asimismo afirmó "Bajar a la banquina no es condición de pérdida de control direccional. Hay pérdida direccional cuando se quieres reingresar a la ruta de manera brusca, porque ahí se pierde la adherencia lateral de los neumáticos, el vehículo va a comenzar a derrapar lateralmente y finalmente volcará. Cuando el vehículo vuelca la única posibilidad de sobrevivir es tener colocado el cinturón de seguridad".


Prensa MPF



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